La persistencia del recuerdo

Claro que hubo muertos. Fue una guerra.
Claro que se cometieron atrocidades. Fue una guerra.

Familias enfrentadas, hermanos contra hermanos. Fue una guerra.
Represalias posteriores, noches de cuchillos largos. Fue una guerra.

Huidas sin pensar en un retorno, hogares arrasados. Fue una guerra.


Aplicadlo a cualquier enfrentamiento armado desde el albor de los tiempos. Veréis que siempre ha sido así. Y también veréis que se ha tenido que olvidar, ha habido que hacer borrón y cuenta nueva. Las circunstancias no son las mismas, las personas tampoco.

Su memoria está ahí, no para avivar rencores, no para crear nuevos enfrentamientos, sino para evitar volver a cometer errores que no lleván a ningún lado más que a repetir la historia y, así, viciarla.

¿Creceremos como sociedad de una vez o seguiremos enfrentándonos como individuos?

En este país no debería haber dos colores, dos bandos. No deberían existir rojos ni azules. El crecer es superar el dolor y encarar el futuro sin pesadez por el pasado.

Mientras que no asumamos esto, seguiremos dando espectáculos como el de ayer de nuestros gobernantes. Y los que está dando el público en sus horas posteriores.

Orgulloso de ser persona. No tanto de ser una persona AQUÍ.